Vivir en la locura o ser de instinto suicida, nos relata el
diario de Roberth Sorti, como hechos de su niñez y juventud lo han dejado
marcado para toda su existencia. La muerte y el amor; encontrarse con una y ser
carente de la otra, puede provocar tal desequilibrio emocional que podemos
tocar la locura y vivir en ella. Helena aparece y se convierte en ese universo único para
Roberth, ella es quien aleja parcialmente su soledad y proporciona la calma a
los demonios que se fraguan en su mente. Y él a su vez podría llegar a
convertirse en el amuleto sagrado para
querer ella conservar la vida. Como ley de causa y efecto, Roberth es provocado
en un juego mental por parte de Minerva, la madre de Helena, quien busca
separarlos a través de un pretendiente; Marco Medrel. La mente humana puede ser
muy frágil ante diversas situaciones de ansiedad, creando en esta miedos,
obsesión… Como consecuencia; todo su caos mental estalla y hace que en Roberth,
emerja el deseo de querer desaparecer con su amada Helena. Pero la muerte aun
no está escrita en su destino, aun se deben saldar cuentas pendientes del
pasado. El instinto suicida triunfa y Helena logra lo que desde un principio
anheló; la muerte. Roberth, le huyó a la soledad y pudo alejarla por momentos,
pero siempre fue su fiel compañera. El deseo de volver a tener a Helena, lo
hace salir en su búsqueda por la ciudad,
en los rostros y cuerpos de otras mujeres… El encuentra a Helena, para dormir
una vez más junto a ella.
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